En las redes sociales circulan unos escritos donde se asegura que los legisladores que pretenden erigirse como los paladines de la lucha anticorrupción, en realidad no denunciaron nada. Las denuncias fueron realizadas por otras personas.
El grupo de legisladores compuesto por Kattya González, Celeste Amarilla, Carlos Rejala y otros actores de reparto, vienen constantemente haciendo alarde de las supuestas denuncias que realizaron para desenmascarar actos de corrupción.
Pero a la luz de los hechos, al parecer, lo de Kattya y su equipo es pura cháchara. Circula en redes sociales una imagen donde se detallan las 3 grandes denuncias por supuestos hechos de corrupción en la administración pública y ninguna de ellas fue iniciativa de estos legisladores como quieren hacer creer a la gente.
Haciendo un repaso encontramos que el primer caso, el de la supuesta compra sobre facturada de tapabocas en la DINAC, que tuvo como resultado imputaciones de funcionarios de la institución, el denunciante fue un empresario, de nombre Ignacio Pidal, quien sacó los hechos a la luz, para que después algunos diputados intenten subir al carro de la lucha anticorrupción.
La segunda denuncia importante fue la realizada por el periodista Jorge Torres -tampoco ningún legislador- acerca del ingreso al país de fármacos provenientes de la India, que eran presentados como brasileros. Posteriormente, una vez que se hizo pública la investigación, algunos diputados presentaron una denuncia sobre el hecho.
En las compras que hizo el Ministerio de Salud, fue la propia institución la que hizo caer el negociado, no así ningún diputado con ínfulas de superhéroe. Las camas y demás insumos fueron rechazados porque no se ajustaban a las condiciones establecidas en el pliego de bases y condiciones. La propia cartera sanitaria convocó una conferencia de prensa sobre el tema.
Según lo que se sabe y el texto que circula en redes sociales, la única denuncia que salió de Kattya González y su grupo fue que supuestamente el carguero que traía insumos médicos, también traía artículos electrónicos en cajas con el logo del Ministerio de Salud.
Para corroborar aquello armaron el bochorno de ir munidos de elementos de protección, que dicho sea de paso deberían estar en hospitales para uso del personal de blanco, donde no hallaron absolutamente nada. Para tapar la vergüenza dijeron posteriormente que el carguero había descargado en Uruguay los electrónicos; lo cual fue desechado por un comunicado de la Aduana uruguaya.
Ningún paraguayo de bien estaría en contra de las denuncias de compras irregulares o de hechos que ameriten investigación. En lo que muchos están en desacuerdo es en utilizar la pandemia como una plataforma electoral aprovechando un momento de incertidumbre para erigirse como recias figuras anticorrupción, cuando que las denuncias las realizan otras personas.
