El Ministro de Salud le respondió al Arzobispo Valenzuela, quien había fustigado al gobierno, acusándolo de corrupto y de incapaz, a raíz de las restricciones sanitarias que todavía complican el normal desenvolvimiento de los servicios religiosos.
Paraguay es un ejemplo mundial por la lucha que está dando contra el Covid-19. Si bien tenemos que lamentar una nueva muerte -falleció un hombre de 53 años- el saldo total de 12 fallecidos es muy inferior al de otros países de la región y del mundo.
Esta semana entramos en la fase 3 de desconfinamiento, que habilita muchas actividades nuevas, entre ellas, los servicios religiosos de hasta 20 personas. Lo que podría ser una buena noticia es, sin embargo, insuficiente para algunos, como el Arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela.
El Arzobispo mostró su disgusto y se quejó por no poder realizar misas masivas. Esta actitud irresponsable fue acompañada por numerosas críticas políticas. Habló de corrupción y latrocinio, no aludiendo a los cuestionamientos que pesan sobre la Iglesia Católica sino refiriéndose al sistema político paraguayo.
Ahora el Ministro de Salud, rostro principal de la guerra contra el coronavirus en nuestro país, le respondió. Con mucho respeto y cuidando las formas -como es habitual en sus alocuciones públicas- el Dr. Mazzoleni explicó por qué todavía no pueden realizarse misas masivas: es un peligro para la comunidad.
El Ministro, en una conferencia de prensa, recordó que en Corea 500 personas se contagiaron en un servicio religioso y en Francia 2500. No solo los fieles se arriegarían a ir a un evento semejante, también las autoridades religiosas: en EE.UU. fallecieron 33 obispos de Covid-19.
Mazzoleni instó a los paraguayos y paraguayas a permanecer unidos en las diferentes batallas que presenta la pandemia y a cumplir estrictamente con las recomendaciones del gobierno, porque solo así podremos sortear las dificultades. Apeló a la responsabilidad de todos pero, sobre todo, de quienes cumplen funciones, ya sea políticas, sociales o religiosas.
