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sábado, mayo 4, 2024

Paraguay, Paraíso con serpientes

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En una nueva entrega, el columnista cultural de El Trueno nos presenta el libro del periodista inglés Robert Carver, Paradise With Serpents: Travels in the Lost World of Paraguay, donde éste hace un diario de viaje de su visita a nuestro país. Aunque fue publicado en 2007, parece el relato de un explorador europeo dos siglos antes, y por eso, con su estilo ácido, Paranaländer expone sus criticas.

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Por: Paranaländer

El libro de viajes del inglés Carver describe al Paraguay de los bancos en quiebra, usa como título una metáfora bíblica, tomada de Josefina Plá. Ella, de tradición católica, ve el paraíso con serpientes, es decir, un paraíso imperfecto. Si hubiera leído que el paraíso maka es puro chicha y diversiones. O que el guaraní, el yby marané’y, era una Jauja en serio y sin fin, quizá su acervo metafórico hubiera sido menos pesimista.

Los maka y guaraní son culturas del gasto y el gozo no de la culpa y el remordimiento como la católica.

En su libro, Carver también resaltó el tema de la lengua hablada por el paraguayo y, por último, la condición de lejanía, de abandonado de la mano del dios conocido y civilizado que tiene Paraguay para los extranjeros.

Estaba la cuestión de qué lenguaje se debería usar para hablar con la gente.

Graham Greene, que había visitado Paraguay en las profundidades de la dictadura de Stroessner, había sido advertido de que, si hablaba español en el campo, se suponía que era condescendiente y corría el riesgo de ser fusilado.

Por otro lado, si hablaba guaraní, el idioma del grupo étnico predominante se podría suponer que es insultante, ya que los considera individuos bajos e ignorantes.

También había una tercera jerga, llamada Jalape, que era una mezcla de español y guaraní, solo para dejar las cosas claras como el barro.

(Paradise with Serpents. Travels in the lost world of Paraguay, Robert Carver, 2007)

Interesante la incuria inglesa, confundir jalapa con yopará es casi imposible, ni un sordo puede llegar a tanto.

Se trata del viejo desprecio europeo de todo lo amerindio, ni ganas de preguntar y anotar correctamente les calza. Otra vez confunden lengua con raza. Otro grupo étnico predominante dice el tipo…

Paraguay era muy diferente a cualquier otro lugar en el que haya estado antes. Era simplemente uno de los países más remotos del mundo, del que casi nadie sabía nada, al que casi nadie acudía, y de la que casi nadie venía, o de donde nunca regresó. Me sentí alentado por esto, pero también intimidado. Me sentí muy solo y sin amigos. Si algo me sucediera aquí, nadie lo sabría ni le importaría.

Agujero negro geográfico o conceptual, el Paraguay atrae y asusta como una peli de serie z, trashera y mala. Un lugar para fundar una secta, una utopía (los australianos y los Forster) o un lupanar (la novela de Susana Gertopan).

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