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viernes, marzo 29, 2024

Más de 150 intelectuales denuncian intolerancia creciente a las diferencias ideológicas, también en el progresismo

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Se publicó una carta firmada por Chosmsky, J.K. Rowling, Fukuyama, Amis y Margaret Atwood, entre muchas otras figuras célebres de la cultura, donde reclaman el fin de lo que consideran una “moral progresista intolerante” que limita la libertad de expresión.

El pasado martes 7 de julio, se publicó en la revista estadounidense Harper’s una carta denunciando intimidación intelectual, censura y límites a la libertad de expresión por parte de militantes, tanto de ultraderecha como de la izquierda radicalizada.

La misiva lleva la firma de 150 intelectuales de todo el mundo, entre ellos la autora de la saga de Harry Potter, J.K. Rowling, el lingüista norteamericano Noam Chosmsky, el escritor británico Martin Amis, Margaret Atwood (autora de El cuento de la criada), Francis Fukuyama (politólogo célebre por haber postulado “el fin de la historia” a comienzos de 1990) y Salman Rushdie, entre otras personalidad de la cultura que incluyen a periodistas, académicos, hombres y mujeres de las letras y juristas de las mejores universidades del mundo.

Se trata de una intervención que estas figuras hacen ante los casos de censura, persecución y linchamiento virtual que se dieron luego de que investigadores, profesores, escritores y periodistas expresaran ideas contrarias a lo que consideran una especie de “moral progresista intolerante” que, creen los firmantes, está cercenando la libertad de expresión, un derecho personalísimo en los Estados Unidos y en todo Occidente.

 

Carta firmada por más de 150 intelectuales, publicada el 7 de julio en Harper’s

 

Estos referentes de la cultura se muestran preocupados porque sostienen que las que creen justas protestas sociales en pos de la inclusión de minorías relegadas históricamente (como ser, las mujeres, comunidad afroamericana, LGTBIQ, minorías étnicas, entre otras) están siendo vehiculizadas, muchas veces, a través de un “conjunto de actitudes morales y compromisos políticos” que debilitan la libertad de expresión.

Consideran que se está imponiendo un nuevo sentido común “iliberal” (es decir, contrario al imperio de las libertades individuales, una de los rasgos identitarios de la potencia norteamericana) que, si en un principio fue promovido por políticos como Donald Trump y militantes de la ultraderecha, actualmente se puede observar dentro de todo el espectro ideológico, incluido el progresismo y la izquierda.

Las fuerzas del iliberalismo están ganando fuerza en todo el mundo y tienen un poderoso aliado en Donald Trump, que representa una amenaza real para la democracia. Pero no se debe permitir que la resistencia se endurezca en su propio tipo de dogma o coerción, que los demagogos de derecha ya están explotando. La inclusión democrática que queremos se puede lograr solo si hablamos en contra del clima intolerante que se ha establecido en todos los lados. Si bien hemos llegado a esperar esto en la derecha radical, la censura también se está extendiendo más ampliamente en nuestra cultura.»

Concretamente, se refieren a aquellos casos donde personas que no se ajustaron a dicha “moral progresista intolerante” perdieron sus empleos o fueron expulsados de instituciones, como el periodista James Bennet, exjefe de la sección de opinión del New York Times, quien fue invitado a renunciar tras los reclamos de los lectores por haber aceptado publicar la opinión de un senador que pedía represión a las protestas por la muerte de George Floyd.

Otro caso muy resonante es el de J.K. Rowling, la famosísima autora de la saga mundialmente exitosa de Harry Potter. Rowling fue acusada por movimientos LGTBIQ de discriminar a la comunidad trans, debido a las declaraciones que hizo negándose a utilizar la expresión “mujeres que menstrúan” para referirse a las mujeres cisgénero, a quienes ella considera, simplemente, mujeres.

Incluso un profesor de una universidad neoyorkina fue investigado por haber pronunciado un poema, escrito por un poeta afroamericano, que contenía expresiones despectivas hacia su comunidad.

Estas son solo algunas situaciones de las muchas que se están dando en Occidente y que provocan que los intelectuales tengan miedo de expresarse libremente, ejerciendo la autocensura para no terminar siendo linchados o “cancelados” (como se dice comúnmente en las redes sociales).

Ya estamos pagando el precio con mayor aversión al riesgo entre escritores, artistas y periodistas que temen por su sustento si se apartan del consenso, o incluso carecen de suficiente celo en el acuerdo”, se lee en la carta que se titula «Sobre la Justicia y el debate abierto» («A Letter on Justice and Open Debate«), porque, precisamente, postulan que estos dos conceptos o principios no deben ser contradictorios. Se debe poder reclamar justicia y reivindicar los derechos de minorías sin por ello afectar a la libre expresión.

Los 153 firmantes llaman a abrir el espacio de discusión, permitir y tolerar la disidencia, porque “la forma de derrotar las malas ideas es mediante la exposición, la discusión y la persuasión, no tratando de silenciarlas o desearlas.

No obstante, luego de la publicación de Harper’s, algunos de quienes la suscribieron se mostraron arrepentidos, quizás por las reacciones que ésta generó en los grupos políticos radicalizados que, justamente, la carta denuncia.

Enlace para acceder a la carta firmada por más de 150 intelectuales, publicada en Harper's:
https://harpers.org/a-letter-on-justice-and-open-debate/

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