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sábado, abril 20, 2024

Si yo fuese fuego quemaría el mundo

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En su envío diario, Paranaländer escribe hoy sobre el poeta medieval Cecco Angiolieri y sus famosos versos que dicen: “Si fuese fuego, quemaría el mundo; / si fuese viento, lo arrasaría; / si fuese agua, lo inundaría; / si fuese Dios, lo hundiría en el abismo.”

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Por: Paranaländer

Junto a Notario o el Archipoeta y, quizá, el Pseudo Dante de La Flor (dedicada a la vagina -constituido por 232 sonetos, que da un total de 3.248 endecasílabos), la poesía cómica y jocosa de Cecco Angiolieri forman la constelación de poetas medievales más modernos, tan cercanos a veces al mismo Bukowski. Y junto a Baffo, dos de mis poetas (hedonistas) italianos preferidos.

Cecco Angiolieri nace en Siena hacia 1260 (en una familia güelfa, partido que apoya al Papa en oposición a los gibelinos que apoyan al Emperador) y muere en la misma ciudad hacia 1312. Su biografía es parca, tuvo 6 hijos, al parecer ninguna esposa, sí varios poemas poco halagadores dedicados a una tal Becchina, en paralelo y parodia de los poemas de Dante dedicados a Beatrice. Fue soldado del ejército de Siena en el asedio al castillo de Turri en Maremma. Dejó 129 sonetos, 20 de los cuales de dudosa atribución. En 1990, salió en Olifante una antología de su cancionero a cargo del poeta Ángel Guinda, su Doppelgänger en la España del postfranquismo según Cuenca. En la ficcionalización que hace de su vida Marcel Schwob en Vidas imaginarias, envía versos injuriosos a Dante que lo ningunea.

“Si fuese fuego, quemaría el mundo; / si fuese viento, lo arrasaría; / si fuese agua, lo inundaría; / si fuese Dios, lo hundiría en el abismo.” Versión de la Antología de la lírica italiana primitiva, por Carlos Alvar y José Manuel Lucía, que es ideal para acercarse a Cecco.

La versión de Salvador Elizondo del clásico soneto LXXXVI (a quien el propio Gavin Bryars ha puesto música) arrebata:

Si fuera fuego abrasaría la tierra.

Si fuera viento la arrasaría.

Si fuera agua la anegaría.

Si fuera Dios la arrojaría al abismo.

si fuera el Papa sería un pontífice jocundo

y a todos los cristianos embriagaría.

si fuera Emperador ¿sabes qué haría?

¡De un tajo a todos decapitaría!

Si fuera muerte hacia mi padre iría.

Si fuera vida de mi madre huiría.

Si fuera Cecco como soy y fui

Me quedaría con las mujeres mozas y coquetas

y las viejas y feas a los demás daría.

El soneto LXXXVII merece también mencionarse, aunque sea su primer cuarteto, toda una filosofía de vida hedonista:

Solo me gustan tres cosas,

de los cuales no puedo gozar plenamente:

la mujer, el vino y el juego de dados;

estos alegran mi corazón.

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